20 de mayo de 2010

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Dos Hermanos (Argentina, 2010)
No vino nadie ¿Les diste bien la dirección?, pregunta una mujer atractiva, mayor y elegante en el velorio de su madre. Solo les dije que mamá murió, responde un hombre también mayor, menudo, el cabello canoso y el rostro empañado por el desconsuelo. Y cómo querés que lleguen, ¿por intuición? Este velorio es un fracaso- sentencia la mujer - y se para antes de que ese fracaso se extienda a los dos, a ellos dos, a los únicos presentes, a ella y al hombre, a ella y a ese hombre que es, entre otras cosas, su hermano.
Marcos y Susana son hermanos; cosa que no se elige en la vida. Probablemente Marcos no habría elegido a esa mujer pretenciosa, coqueta, manipuladora, que pretende dirigir su vida y fingir que es una gran señora, una mujer que se ocupa de la vida ajena para no detenerse a indagar en los agujeros de la propia. Probablemente Susana no hubiera elegido a Marcos, ese hombre callado, predilecto de la madre, sumiso, sin destellos, ese hombrecito gris, sin familia a cuestas, sin estruendos, pura monotonia y deber de hijo, una lástima de persona. Pero son hermanos: inevitables, intransferibles, unidos por la sangre, por los padres, por el pasado común, la misma casa que los vio nacer, los mismos juegos, el primer descubrimiento de uno mismo en los ojos del otro.
Marcos y Susana en el ocaso de sus vidas y con la muerte de la madre muestran una dinámica de relacion entre dos personas opuestas, que se juzgan, se rechazan, se miran con recelo, se hablan muchas veces poco, se hablan otras muchas demasiado y en el fondo de cada uno, en un lugar que no quieren o que no pueden ver se aman, y eso no lo hace un sentimiento que mejore la relacion que tienen, todo lo contrario: Susana es interesada, Marcos es indiferente, Susana trata de manipular a Marcos para hacer su conveniencia, Marcos trata de evitar a Susana y piensa para sus adentros que le tocó la peor hermana del mundo. Y ambos tienen razón, no son los mejores el uno para el otro, no son los mejores para el resto de las personas tampoco, pero eso no tiene que ver con el amor. El amor convive con todo tipo de sentimientos encontrados, con los odios del pasado, con los juicios, con los reproches. Y a veces con debilidad y otras veces con mucha fuerza, prevalece. Ya lo dijo Tanguito en la película de Piñeyro: El amor es mas fuerte.
Susana (deliciosamente encarnada por Graciela Borges) y Marcos (excelente composición de Antonio Gasalla) dan prueba de ello. Daniel Burman presenta una nueva celebración de las relaciones humanas imperfectas y contradictorias, como sólo las relaciones humanas pueden serlo. Provoca sonrisas y lágrimas con la misma intensidad, para no perdérsela.

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